sábado, 5 de mayo de 2012

Domingo Aponte Barrios: “El cronista es el guía, el orientador de la ciudad”

El Diplomado Gilberto Antolínez para la formación de cronistas de la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy (UNEY) en convenio con la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello fue un espacio académico trascendente, el único en el país y quizás el único en América Latina con ese carácter universitario. La UNEY y la Casa Bello conjugaron académicamente el trabajo riguroso técnico-científico con la pasión y el afecto para la formación del cronista del siglo XXI. Antes de celebrarse la graduación de los primeros cronistas el poeta Luis Alberto Crespo calificó este novedoso diplomado como “…el nacimiento de otra profesión académica: la del cronista, ese enlace de la emoción y el rigor que garantiza el goce del lenguaje literario de nombrar el lugar que es nombrar al hombre y la región que es nombrar a la tierra entera”.

El diplomado fue una experiencia fructífera que me permitió comprender que el cronista recoge, cual fotografía, la voz de la cotidianidad y es capaz de atrapar los instantes, para convertir un hecho cotidiano en una hermosa creación literaria expresada en la crónica. El cronista tiene una función de reconocimiento de sí mismo, del otro y del lugar, es decir, valora la intersubjetividad en su relación con el otro y con el lugar. Este diplomado fue un lujo académico para los yaracuyanos. Teníamos una excelente planta profesoral, única en la universidad venezolana.

Uno de los más importantes recuerdos que tengo del diplomado fue la cátedra sobre el oficio del cronista que nos dio Domingo Aponte Barrios el 03 de octubre de 2008. Ese día, el entonces cronista de San Felipe, nos habló de León Trujillo y sus aportes metodológicos para la enseñanza en la escuela. En ese momento señaló que “el título de maestro es el título más grande que se le puede dar a una persona”. Luego se refirió a los trabajos históricos-Motín y sublevación de San Felipe” y la “Biografía de Albarico”- que Trujillo dejó al pueblo sanfelipeño. También recordó a Nicolás Perazzo, Carmen de Ramírez y Alfonso Bortone como cronistas de San Felipe. Allí afirmó que “los primeros cronistas fueron tal vez los apóstoles que anduvieron con Jesús” y dijo que “el Evangelio de San Juan es una crónica formidable en la historia de la humanidad”. Citó a San Juan 1:1, diciendo: “lo más importante fue y es la palabra”. En su clase nos exhortó a ser audaces en la investigación, ir al fondo de las cosas y decirlas tal como son, buscar la verdad y sacar a flote las cosas que se han olvidado, porque “el cronista es el guía, el orientador de la ciudad”.

Fue un lujo tener en la UNEY, los viernes y sábados, a grandes intelectuales, poetas, cronistas e historiadores. Hoy recuerdo desde la gratitud a: Pedro Cunill Grau, Rafael Strauss, Guillermo de León Calles, Lionel Muñoz, Horacio Biord, Víctor Rago, Luis Alberto Crespo, Edgar Colmenares del Valle, Antonio Trujillo, Domingo Aponte Barrios, José Pulido, Mirla Alcibíades, José Marcial Ramos Guédez, Freddy Castillo Castellanos, María Josefina Barajas, Eduardo Liendo, Santiago Pol, entre otros de destacada trayectoria cultural e intelectual en Venezuela y América Latina. Entre los temas que resuenan en mi memoria están: lengua, identidad y cultura regional, el lugar radiante, crónica y memoria, historia regional y local, ética en la investigación, la escritura creativa, crónica, periodismo y poesía y la palabra del cronista. El diplomado Gilberto Antolínez fue propicio para iniciar el trabajo “El Cerrito de San Felipe...Crónicas del 04 de julio de 2004”. Con el diplomado me encontré con el lugar, con la memoria de mi pueblo.